En un mundo marcado por lo mediático, es necesario implementar procesos innovadores que contribuyan al desarrollo de competencias mediante estrategias pedagógicas centradas en un aprendizaje dinámico e interactivo. El juego, según Joan Huizinga, es una función humana tan importante como el pensamiento y las prácticas culturales, estructurándose como un fenómeno que, mediante reglas aceptadas libremente, genera tensión, alegría y una forma de "ser de otro modo" en la vida. Así, el juego se convierte en un pilar de la cultura y un medio efectivo para la interacción entre los participantes y el conocimiento.

Tanto el Aprendizaje Basado en el Juego (ABJ) como la Gamificación son estrategias que transforman los procesos educativos convencionales, promoviendo el desarrollo de competencias de manera divertida y colaborativa. Mientras el ABJ utiliza juegos para facilitar el aprendizaje, la Gamificación incorpora elementos lúdicos en contextos no recreativos para potenciar la motivación y el aprendizaje significativo. El objetivo principal de estas estrategias es fomentar la formación de individuos críticos a través de juegos diseñados y utilizados en distintos contextos educativos, favoreciendo habilidades como el trabajo en equipo y la visión crítica sobre la realidad.